top of page

¿Manifestamos desde las heridas?

¿Cómo dejamos de proyectar desde la herida y empezamos a vivir desde la conciencia?.


Hay momentos en la vida en los que el dolor se instala como una presencia silenciosa, casi invisible. Lo llevamos en el pecho, en la mente, en el cuerpo… y sin darnos cuenta, empezamos a pensar desde él. Nos volvemos rabia, desconfianza, miedo, frustración. Y el mundo, como un espejo inclemente, nos devuelve eso mismo: experiencias y personas que parecen confirmar exactamente lo que más temíamos.


Y entonces decimos frases como:

  • “¿Ves? Siempre me fallan.”

  • “No se puede confiar en nadie.”

  • “El amor duele.”

 

Pero lo que muchas veces no vemos es que esos pensamientos no son la verdad: son heridas no resueltas que están pidiendo ser sanadas.


ree

La vibración de nuestro corazón se vuelve imán casi todo el tiempo.

 

Nuestra energía no miente. Lo que sentimos profundamente (aunque no lo digamos en voz alta) emite una frecuencia. Y esa frecuencia, inevitablemente, atrae personas y situaciones que vibran igual.

 

  1. Si estoy llena de rabia, atraeré más conflicto.

  2. Si vivo desde la desconfianza, atraeré pruebas constantes de que no se puede confiar.

  3. Si estoy atrapada en la historia de una traición pasada, es probable que atraiga relaciones donde eso se repita… o donde yo misma vea señales que no existen, solo para confirmar mi miedo.


No porque lo merezca. No porque lo haya “pedido”. Sino porque el universo no responde a lo que digo que quiero, sino a lo que profundamente creo que es real.


Entonces qué pasa con la pareja? La pareja como espejo (amplificado)

 

En las relaciones amorosas, esto se vuelve más evidente. La pareja toca fibras profundas: apego, abandono, deseo de ser visto, miedo a no ser suficiente. Si tengo caos emocional dentro de mí (si sigo repitiendo mentalmente la herida del padre ausente, del engaño anterior, de la amiga que traicionó), muy probablemente voy a proyectar ese guión inconsciente sobre mi pareja actual.

 

Y si esa persona es inmadura, no disponible, evasiva o confusa… se vuelve el “personaje perfecto” para que mi historia interior se active.

 

Entonces me pregunto:

¿Por qué me pasa esto otra vez?

¿Por qué me traicionan, me mienten, me confunden?

 

Y la respuesta, aunque incómoda, no siempre está “allá afuera”. A veces está en lo que yo no he mirado dentro.


No es tu culpa, pero sí tu responsabilidad

 

No estamos diciendo que merezcas que te lastimen. Ni que seas responsable por las acciones de otros.


Pero sí somos responsables de lo que permitimos, lo que repetimos, y lo que no cuestionamos en nuestra mente.

 

Cuando una herida no se sana, se proyecta. Y el problema de la proyección es que no permite ver a la persona real que tenemos delante. Solo vemos nuestra historia, repetida con otro rostro.

 

Por eso, muchas veces no se trata de cambiar de pareja… sino de cambiar la narrativa que cargo en mi interior. Porque si no, volveré a atraer lo mismo, una y otra vez.


¿Entonces qué hago? ¿Me quedo o me voy?

 

Esa es la pregunta inevitable. Y la respuesta no es única. Pero sí podemos hacerla desde otro lugar:

  • Si me quedo, que sea para mirar lo que esta relación vino a mostrarme. Para crecer, no para castigarme.

  • Si me voy, que no sea por huir del otro, sino para proteger mi proceso y mi sanación, sabiendo que ya no necesito repetir lo mismo para entenderlo.

 

Ambas decisiones son válidas, si se hacen desde la conciencia. Lo importante no es el destino, sino la transformación que ocurre en el camino.


¿Cómo cortar con la proyección y sanar?

 

Aquí algunas claves prácticas:

 

1. Detén la repetición mental

 

Obsérvate. ¿Qué historia te estás contando todo el tiempo?

¿La traición? ¿La desconfianza? ¿La injusticia?

Tu mente necesita un nuevo guión para dejar de atraer la misma película.

 

2. Desactiva el “modo reacción”

 

Cuando algo te activa emocionalmente, no respondas de inmediato. Respira. Siente. Pregúntate:

 

¿Estoy reaccionando a esta persona o a algo más antiguo dentro de mí?

 

3. Haz el trabajo interior

 

Terapia, escritura, meditación, constelaciones, arte… cualquier vía que te permita ver tu historia desde otro lugar y empezar a sanarla.

 

4. Pon límites, aunque duela

 

A veces el espejo que el otro te ofrece es demasiado tóxico o inmaduro. Puedes aprender de él… pero no tienes que quedarte atrapada ahí.

 

5. Reescribe tus creencias


Cambia poco a poco tu sistema interno de creencias:

  • Del “siempre me traicionan” al “puedo aprender a confiar de nuevo.”

  • Del “el amor duele” al “elijo relaciones que me nutran.”

  • Del “yo atraigo lo peor” al “soy capaz de crear nuevas experiencias.”


Entonces, Sí, somos capaces de manifestar lo que más tememos, cuando eso es lo que más presente está en nuestro corazón. Pero también somos capaces de cambiar esa energía. De sanar. De ver al otro como un maestro, no como un enemigo. Y de elegir, desde la conciencia, si queremos quedarnos para transformar o irnos para renacer.

 

El perdón, en este contexto, no es solo para el otro. Es para ti. Por haberte creído por tanto tiempo una historia que ya no necesitas vivir.

 

Y cuando eso sucede, empieza otra etapa: la de construir desde la paz, no desde el trauma. Amar desde la libertad, no desde el miedo. Y vivir desde la verdad, no desde el reflejo de una herida antigua.


Autora: Lina Moreno

 

 
 
 

Comentarios


Join the Club

Join our email list and get access to specials deals exclusive to our subscribers.

Thanks for submitting!

Suscríbete para recibir novedades exclusivas

¡Gracias por suscribirte!

Mármol

HORARIOS DE ATENCIÓN

LUNES - VIERNES

8:00am - 5:30pm

SÁBADO - BAJO RESERVA

Consultas, Talleres y Cursos 

Online

Consultas Personalizadas

En español ó inglés 

  • Facebook
  • Instagram
  • Youtube
  • Linkedin
bottom of page