Las huellas del desamor infantil: cómo sanar en la adultez desde lo psicológico, energético y espiritual
- linammq
- 25 jun
- 3 Min. de lectura
Sentirse amado en la infancia es tan vital como el alimento o el abrigo. El amor en las primeras etapas de vida actúa como una base segura desde la cual se construye la autoestima, la forma de vincularnos con otros y la manera en que nos vemos a nosotros mismos. Pero ¿qué sucede cuando ese amor fue ausente, insuficiente o condicionado? ¿Y cómo podemos sanar esas heridas en la adultez?
En este artículo, exploraremos las consecuencias de no haberse sentido amado en la infancia desde tres enfoques: psicológico, energético y espiritual, y te compartiré herramientas para empezar un camino de transformación profunda.

1. Consecuencias psicológicas: el niño herido sigue viviendo en el adulto
Desde la psicología, la falta de amor en la infancia suele generar lo que se conoce como “herida de abandono”, “herida de rechazo” o “herida de humillación”, según la experiencia específica.
Estas heridas pueden traducirse en la adultez en:
Baja autoestima o autoexigencia extrema.
Dificultad para poner límites o miedo a decir “no”.
Relaciones codependientes o patrones tóxicos repetitivos.
Ansiedad, depresión o sensación de vacío existencial.
Autosabotaje o miedo al éxito y a ser visto.
El adulto que no se sintió amado de niño suele arrastrar la sensación de no ser suficiente o digno de amor, lo que le impide desarrollar relaciones sanas, con otros y consigo mismo.
2. Consecuencias energéticas: bloqueos y desequilibrio en los centros vitales
Desde una mirada energética, la falta de amor impacta directamente el chakra corazón (Anahata), centro energético ubicado en el pecho, que rige el amor propio, la compasión y la conexión con los demás.
Cuando no nos sentimos amados en la infancia:
El chakra corazón puede cerrarse, generando frialdad, desconfianza o dependencia emocional.
El flujo de energía vital se interrumpe, lo que puede afectar también el chakra raíz (seguridad) y el plexo solar (autoestima).
Se crean nudos energéticos o memorias emocionales atrapadas que sabotean nuestras decisiones y nuestra capacidad de disfrutar la vida.
Estos bloqueos suelen manifestarse en síntomas físicos como presión en el pecho, problemas respiratorios, dolores de espalda alta o fatiga crónica.
3. Consecuencias espirituales: desconexión del propósito y pérdida del sentido
En el plano espiritual, no haber sentido amor en la infancia puede provocar una desconexión profunda con nuestro verdadero ser. El alma entra en un estado de supervivencia, creyendo que debe merecer o ganarse el amor a través del sacrificio, la perfección o la complacencia.
Esto se manifiesta como:
Sentimiento de vacío o desconexión con el propósito de vida.
Sensación de estar solo/a en el mundo, incluso rodeado de gente.
Dificultad para confiar en una fuerza superior, en el universo o en la vida misma.
El alma herida duda de su merecimiento y se identifica con el dolor, dificultando la apertura a la abundancia, el amor y la guía espiritual.
¿Cómo sanar en la adultez? Un enfoque integrador
Sanar la herida de no haberse sentido amado es posible, aunque requiere un proceso profundo, valiente y compasivo. Aquí te comparto herramientas para comenzar desde cada plano:
Psicológico:
Terapia de reparentalización o trabajo con el niño interior: Consiste en aprender a darnos hoy el amor, validación y cuidado que no recibimos en el pasado.
Diario emocional: Escribir lo que sentías de niño y lo que necesitas ahora puede ayudarte a identificar patrones y liberar emociones reprimidas.
Terapias somáticas o corporales: Actividades como el movimiento consciente, la respiración o la biodanza ayudan a liberar memorias del cuerpo.
Energético:
Sanación de chakras: Trabaja el chakra corazón con visualizaciones, cristales (como cuarzo rosa o aventurina) y afirmaciones como “Merezco amor solo por existir”.
Limpieza energética: Baños de sal, sahumerios o sesiones con terapeutas energéticos pueden ayudarte a soltar memorias estancadas.
Reiki o terapias vibracionales: Ayudan a restaurar el flujo de energía y armonizar emociones atrapadas.
Espiritual:
Conexión diaria contigo y con tu guía interior: Meditar, orar o escribirle a tu alma te reconecta con tu esencia.
Rituales de perdón y liberación: Puedes escribirle una carta al niño que fuiste, dándole todo el amor que merecía.
Servicio consciente: Ayudar a otros con lo que tú mismo necesitaste puede transformar tu dolor en propósito.
Así que, el amor que no recibiste es el que hoy puedes darte!
No haber sentido amor en la infancia duele, y esas heridas pueden marcar profundamente tu vida adulta. Pero también son una invitación poderosa a transformarte. El niño que fuiste no pudo elegir, pero el adulto que eres hoy sí puede abrazarse, reescribir su historia y construir una vida llena de amor, autenticidad y conexión verdadera.
El camino de sanación no es lineal ni instantáneo, pero cada paso que das hacia ti es un acto de valentía espiritual. Porque cuando te eliges y te das el amor que mereces, todo tu mundo empieza a cambiar.
Autora: Lina Moreno







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