“Solo somos amigos”

Cuando los hombres normalizan el contacto con sus ex (y esperan que tú también lo hagas)

“Fue algo del pasado, no significa nada.”

“Ya no hay sentimientos, solo hablamos de vez en cuando.”

“Ella es parte de mi vida, no voy a borrarla solo porque estoy contigo.”

 Estas frases, comunes en muchas relaciones, encierran una tensión emocional profunda.

¿Por qué tantos hombres insisten en mantener contacto con sus exparejas (o mujeres con las que tuvieron un vínculo íntimo) como si fuera algo sin importancia? ¿Por qué incluso esperan que sus parejas actuales lo acepten, lo normalicen o, peor aún, convivan con esas personas sin incomodidad?

Este artículo busca ir más allá del juicio o la queja. Queremos entender qué hay detrás de esa conducta, cómo afecta emocionalmente a quien la vive, y qué hacer cuando ese límite se vuelve difuso y doloroso.

I. La falsa neutralidad emocional: “Ya no siento nada por ella”

Para muchos hombres, mantener contacto con una ex o una persona con la que tuvieron intimidad es una muestra de “madurez”, “superación” o “desapego”. Pero lo que para ellos puede parecer normal, para sus parejas actuales puede representar una amenaza emocional profunda.

En muchos casos, esta actitud parte de una desconexión emocional: no siempre hay mala intención, pero sí una falta de consciencia sobre cómo esos vínculos pasados pueden seguir activando inseguridades, heridas o dinámicas confusas.

El problema no es el contacto en sí, sino la falta de empatía hacia la incomodidad que eso puede generar en la pareja actual. Es como si dijeran: “No me importa cómo te sientes, esto me parece razonable y punto”.

II. Razones por las que algunos hombres mantienen esos vínculos

1. Ego emocional

Algunos hombres mantienen contacto con mujeres del pasado como una forma de reafirmar su valía. Saber que una ex aún responde mensajes, que hay “química”, aunque sea solo verbal, alimenta su autoestima. No buscan volver, pero tampoco sueltan del todo.

2. Evitar la pérdida simbólica

Dejar de hablarle a una ex o cortar un vínculo íntimo representa una pérdida simbólica: decirle adiós a una parte de su historia, asumir el cierre real. Algunos prefieren mantener “puertas abiertas”, aunque nunca vayan a cruzarlas.

3. Inmadurez afectiva y falta de límites

Mantener vínculos ambiguos es señal de inmadurez emocional. Muchos hombres no han aprendido a establecer límites claros, ni con su pasado ni con su presente. No comprenden que el respeto por una nueva relación implica renunciar a ciertas zonas grises.

4. Romantización de la “amistad” con ex

Vivimos en una cultura que idealiza el “ser amigos con tu ex” como muestra de evolución. Pero esa “amistad” muchas veces encubre dependencias emocionales, lazos no resueltos o simple comodidad.

III. El doble estándar emocional

Lo más contradictorio es que muchos hombres que normalizan el contacto con sus ex no toleran que su pareja haga lo mismo. Si ella conserva una relación con un ex o alguien con quien tuvo intimidad, las reglas cambian: aparece el reclamo, los celos, la desconfianza.

Este doble estándar refleja una visión aún patriarcal de las relaciones, donde el hombre decide qué es aceptable y qué no. Lo que para él es “maduro”, para ella puede ser “falta de respeto”. Esto genera relaciones desequilibradas donde una parte pone límites, y la otra debe “entender” o “superar”.

IV. ¿Y qué pasa con nosotras?

Para muchas mujeres, convivir con esta situación es desgastante. No se trata de inseguridad, como suelen decir quienes minimizan el problema, sino de cuidar la salud emocional. Estar en una relación donde el pasado íntimo del otro sigue presente —en mensajes, llamadas o reuniones— activa heridas de abandono, comparación, traición o exclusión emocional.

Frases como “ella no significa nada” no ayudan. Porque si realmente no significa nada, ¿por qué seguir en contacto? ¿Por qué esperar que tu pareja se acostumbre?

No se trata de controlar. Se trata de elegir relaciones donde el compromiso se construye con coherencia emocional.

V. ¿Qué hacer si estás en una relación donde pasa esto?

1. Reconocer cómo te sientes (y validar tu emoción)

No minimices tu incomodidad. No estás “loca”, ni eres insegura por sentirte mal con que tu pareja hable con alguien con quien tuvo intimidad. Esa emoción merece respeto y reflexión, no juicio.

2. Comunicarlo desde la vulnerabilidad, no desde el reclamo

Decir cosas como:

“Me siento insegura” o “Me siento desplazada cuando sigues en contacto con ella”

genera más apertura que decir:

“No la soporto” o “Tienes que elegir”.

La comunicación emocional conecta, no acusa.

3. Pedir acuerdos claros

Una relación sana se construye con acuerdos. No se trata de imponer reglas, sino de establecer lo que cada uno necesita para sentirse seguro y respetado. Si para ti no es negociable que él siga hablando con su ex, eso debe ser dicho con claridad.

4. Observar si hay reciprocidad o manipulación emocional

Si tú te esfuerzas por ser comprensiva, pero él invalida tus sentimientos o te llama exagerada, hay una bandera roja emocional. El respeto emocional implica ajuste, no indiferencia.

5. Recordarte que mereces una relación donde no compitas con el pasado

Tu lugar en la vida de alguien no debe estar en disputa con una historia que ya pasó. Merezcas una relación donde tu presencia no sea opcional ni negociada con viejas lealtades.

VI. ¿Entonces nunca se puede tener amistad con un ex?

No se trata de satanizar todos los vínculos del pasado. Hay casos donde realmente existe una amistad sana, madura y sin ambigüedades. Pero eso solo es posible cuando:

• El vínculo íntimo está totalmente cerrado.

• No hay emociones residuales, ni juegos, ni coqueteos velados.

• La pareja actual está completamente al tanto y cómoda.

• Hay límites claros y transparentes.

Si no se cumplen estas condiciones, esa “amistad” puede ser solo una extensión emocional no resuelta.

El pasado de cada quien es parte de su historia. No se trata de borrarlo, sino de saber en qué lugar ponerlo cuando decides construir un nuevo presente con alguien. Mantener vínculos íntimos del pasado como si no tuvieran peso emocional no es evolución: es evasión.

Y pretender que tu pareja actual lo acepte sin derecho a sentirse incómoda, es una forma sutil de invalidación emocional. Una relación sana se construye con respeto, honestidad y cuidado emocional mutuo. No con exigencias unilaterales. No con zonas grises. No con “es solo una amiga” cuando el cuerpo recuerda otra historia.

Porque una pareja consciente no normaliza lo que incomoda al otro. Lo escucha. Lo honra. Y decide si quiere amar desde la claridad… o seguir alimentando los hilos del pasado.